Llega un día que te das cuenta de que comunicarte con tu hijo/a no está siendo fácil. Puede que sea porque tu hijo/a todavía no dice palabras y no sabes cómo hacerlo para que empiece a decirlas. No sabes si tú, de la manera que te comunicas con él/ella, le estás ayudando en esa dirección o necesitas alguien que os ayude. Te preocupa que empiece el nuevo curso con este lenguaje tan pobre porque no quieres que su autoestima se vea afectada.
O quizás tu hijo/a habla ya bastante, pero no se le entiende. En realidad, tú le entiendes mucho, porque te has hecho traductora experta de su lenguaje, pero otras personas no y siempre te miran a ti para que les hagas la traducción simultánea. Igualmente, todo no lo entiendes y entonces en ese momento tu hijo/a se enfada mucho, se siente frustrado y tú también, porque querrías que su pronunciación mejorara para que la comunicación fuera más fácil.
A lo mejor se trata de esos momentos en que le preguntas a tu hijo/a qué ha hecho hoy en la escuela o qué ha comido y no obtienes ninguna respuesta. No hay manera de que te cuente este tipo de cosas. Tienes la sensación de que “no te cuenta nada” y que no sabes cómo conectar con él/ella.
Voy a tratar de que te quites un peso de encima
(¿No tienes tiempo de leer? Escúchalo aquí)
Todas estas situaciones son muy estresantes para una mamá así que voy a darte tres consejos con el objetivo de que sientas que un peso se te quita de encima. Para que veas que a veces el foco lo hemos perdido y que haciendo unos ajustes en nuestra relación y comunicación con nuestros hijos/as podemos ver cambios muy importantes.
En primer lugar, empezaré diciéndote algo que te puede estar pasando, porque les pasa a la mayoría de mamás que sienten que su hijo/a tiene una dificultad en el lenguaje. Has perdido la naturalidad y lo que hacías sin pensar cuando tu hijo/a era un bebé, que funcionaba de maravilla en vuestra comunicación, lo has dejado de hacer.
Desde que tu bebé nació, empezaste a hablar con él/ella como si te entendiera, usando un tono de voz agradable, una entonación marcada, una pronunciación clara, marcando las palabras, haciéndole sonidos, expresiones faciales, sonrisas… a lo cual tu bebé respondía con alegría y así empezó a hacer sus primeros sonidos y vocalizaciones. Usabas lo que son las estrategias naturales que toda mamá usa con su hijo/a. Se usan de manera no consciente pero son de vital importancia para que el niño/a empiece a comunicarse y a hablar.
En algún punto del camino lo has dejado de hacer. No digo del todo, pero menos. Quizás piensas que tu hijo/a ya es mayor para ese tipo de habla, así que usas menos el potencial tan enorme que tiene la comunicación no verbal (gestos, expresiones faciales, entonación, voz…).
Quizás piensas que tu hijo/a necesita hacer “actividades” para “aprender a hablar” o para “mejorar su pronunciación”. Ahora, le haces muchas preguntas, has buscado juegos educativos, te has vuelto más directiva, “trabajáis” palabras y sonidos. Tienes el síndrome de la maestra: piensas que la única manera de que tu hijo hable o hable mejor es “enseñándole”. Sin embargo, esto detiene el desarrollo del lenguaje y deteriora la comunicación y la relación que estabas construyendo con tu hijo/a.
Sobre todo, haz esto
Lo primero que te digo antes de pasar a las tres claves es que dejes de ser maestra y vuelve a ser su mamá. Olvídate de ejercicios, actividades, juegos y libros educativos y hazte esta pregunta: ¿Tú qué quieres con tu hijo/a? La respuesta seguro que es que hable, que mejore su comunicación pero también construir una buena relación con él/ella, pasarlo bien, disfrutar y que la comunicación fluya, sin forzar, sin tener que hacer de maestra o terapeuta.
Para conseguir esto tienes que volver a los inicios. Tienes que volver a conectar con tu yo mamá cuando tuviste un bebé y recordar qué era lo más importante y que lo sigue siendo: el vínculo con tu hijo/a. Todo lo que tu hijo/a te está pidiendo es ese contacto, ese vínculo y ese amor contigo.
El principal objetivo de una crianza consciente y respetuosa es asegurarnos del bienestar del niño/a. Porque un niño/a tranquilo, confiado y feliz va a aprender y desarrollarse, se potenciarán sus necesidades sociales, emocionales, cognitivas, físicas y, por supuesto, lingüísticas.
Los adultos tenemos la responsabilidad sobre este bienestar a través de nuestras interacciones. Como decía un poco antes, ya desde que nace, el bebé comienza a conocer el mundo a través de los adultos próximos, la mamá y el papá. Nuestras formas de interactuar, hablar, de aproximarnos, de nuestros gestos, de la atención a sus necesidades impactan en su desarrollo, por positivo o por negativo.
Con palabras de Alexia Rattazzi,
“es más importante la mamá y el papá que sepan estas herramientas que el mejor profesional con estas herramientas, porque los padres tienen lo más importante: el vínculo y el amor con sus hijos”.
Estas son las tres claves que deben ser tomadas como prioritarias desde que el niño nace porque tienen ese objetivo del bienestar:
- Dale amor.
- Háblale desde bebé y
- Facilítale el movimiento y el juego.
Te hablo de cada clave y te aporto 5 estrategias concretas para cada una. En total, ¡15 estrategias! para conectar con tu hijo/a y favorecer su comunicación y lenguaje.
1) Dale y muéstrale tu cariño

Las niñas y niños se desarrollan mejor en entornos cariñosos, seguros y confortables.
Un niño desatendido, que llora sin obtener una respuesta sensible de sus cuidadores, segrega cortisol, la hormona del estrés, capaz de alcanzar concentraciones tóxicas y de dañar el cerebro infantil en desarrollo.
Los patrones de crianza son los que se forman de generación en generación. Es vital ser conscientes de lo que conviene y de lo que se debe evitar o eliminar. Mamá y papá debéis asumir vuestra responsabilidad: sois los guías de la familia. El ideal es llegar a ser una familia funcional en la que la mamá y el papá sois asertivos, es decir, dedicáis tiempo de calidad a vuestro hijo/a, aplicáis unas normas claras, razonáis con él/ella de manera afectuosa y también sois flexibles.
Pon en práctica estas 5 estrategias tan sencillas:
- Muéstrale tu cariño, abrázale, hazle caricias, crea un vínculo amoroso y fuerte que le dé seguridad para su desarrollo.
- Haz contacto visual, haz comentarios bonitos cuando te mira o sin decir, con tu expresión que te gusta.
- Demuestra tu alegría por la interacción, por el placer de estar con él/ella, disfrutando de ese momento único, de la maravilla que es verle crecer.
- Responde y potencia la comunicación estableciendo conversaciones sencillas, diciendo el nombre de los objetos, describiendo acciones e interpretando sus ideas o deseos.
- Establece un horario para las actividades diarias: salir a dar un paseo, comidas, bañarse, dormir la siesta e ir a dormir. Las rutinas le ayudan a comprender y sentirse seguro.
2) Obsérvale, escúchale y háblale desde el primer segundo de su vida

A lo mejor ya han pasado un par, tres o cuatro años desde ese primer segundo de vida. Da igual. Sigue observándole, escuchándole y aprendiendo de él/ella. Esta clave sirve para todas las etapas del desarrollo, desde que tu hijo/a es un bebé, hasta que empieza con sus primeros sonidos y vocalizaciones, sus primeras palabras y cuando ya hace frases. Solo te tienes que adaptarte a su nivel en cada momento.
Aquí van las 5 estrategias:
- Pasa cada día momentos de calidad con tu hijo/a, en los que te muestres presente, le observes y escuches atentamente, para hacerte experta en su comunicación.
- Ponte a su nivel, mírale a la cara y a los ojos.
- Habla en las rutinas de cada día y los momentos de juego y de mirar cuentos.
- Usa tu lenguaje no verbal: entonación marcada, tono de voz más elevado, habla más lenta, pausas más largas, énfasis o alargamiento en ciertas palabras y sonidos, pronunciación muy clara, gestos, expresiones faciales… le ayudan a comprender mejor y a desarrollar su lenguaje.
- Sigue su iniciativa y adáptate a él/ella, dejando que te muestre lo que le interesa.
3) Acompáñale a descubrir el mundo mediante el movimiento y el juego
El movimiento y el juego son actividades naturales y necesarias para el desarrollo de los niños/as, para conocer el entorno, explorar el espacio, los objetos y las personas que les rodean. Son como unos pequeños científicos curiosos.

Para potenciar esa curiosidad natural, el adulto tiene que crear espacios donde sea segura la manipulación y el desplazamiento y tiene que interactuar con el niño/a.
El juego más espontáneo es el mejor para su desarrollo. Los juguetes didácticos no les ayudan más. El juego que realmente ayuda a tu hijo a desarrollar lenguaje es aquel que a tu niño le interesa de verdad.
Últimas 5 estrategias concretas y muy sencillas para que uses ese interés natural y crees momentos ricos y favorecedores de lenguaje:
- Juega cada día 15 minutos con tu niño/a, y ve incrementando el tiempo en 15 minutos.
- Crea espacios de juego libre.
- Siéntate a la altura de tu niño, en el suelo, haz contacto visual y físico.
- Estate presente, disfruta.
- Juega usando la técnica de las 3 A.
En resumen, busca el vínculo con tu hijo/a, ese que es único entre tú y él/ella y disfruta de los momentos, también únicos. Comúnicate y relaciónate con él/ella por el simple placer de disfrutar de estar juntos y haz estos ajustes.
Sigue con esto
Y entonces, vuelve y cuéntame: ¿qué cambios ves? Me encantará poderlo leer.
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